Por María Julia Oliván (Borderperiodismo – www.mariajuliaolivan.com.ar)
“A los trabajadores nos quisieron dividir, pero no lo lograron”, desafió Hugo Moyano desde la carpa de UATRE, el gremio de los trabajadores rurales que conduce el “Momo” Venegas, el mismo que fue detenido en 2011 por tráfico de medicamentos adulterados en una causa que aún sigue abierta.
“Hay muchas organizaciones gremiales y sus dirigentes que están tratando de comenzar la construcción de la unidad del movimiento obrero, pero se puede demorar por la incidencia que tiene el Gobierno sobre las organizaciones gremiales”, añadió el líder de los camioneros desde Expoagro.
El público, que podría presumirse no empatiza con el líder gremial que durante el conflicto con el campo se puso del lado del Gobierno, lo aplaudió como si fuera un ruralista más. Esa fue una de las perlitas de la segunda jornada de la muestra agrícola que se desarrolla en el establecimiento El Umbral, cerca de Ramallo, a 200 kilómetros de Buenos Aires.
Fue, sin dudas, otro día opositor. Lejos de los discursos, pero cerca de los productores, estuvieron Julio Cobos, Miguel del Sel y Martín Lousteau, todos con la firme intención de mostrarse cerca del campo; pero Moyano fue la figura y el centro de todas las miradas, para envidia de muchos. Entre fuertes críticas al kirchnerismo, dijo que “prácticamente se ha convertido en un Gobierno unitario porque todo lo que se recauda queda en la Capital”.
Hasta ahora, Cristina no recogió el guante, ni por las palabras del gobernador Daniel Scioli (que insiste en el perfil agroexportador para la economía argentina), ni por las de Moyano. La agenda del Gobierno nacional está clavada en la recuperación de YPF y en la defensa de la gestión, como la que realizó Jorge Capitanich en el Congreso. Sólo el gobernador entrerriano Sergio Urribarri, autoproclamado candidato kirchnerista puro, criticó al bonaerense al decir: “Él va por una avenida y yo por otra; no se sabe qué es”.
Los funcionarios del Gabinete siguen manteniendo silencio sobre la sucesión y cumplen a rajatablas con las órdenes de CFK, que les pide “mostrar gestión” y concentrarse en gobernar, no en hacer campaña.
Así se los vio al ministro de Economía – Axel Kicillof – y al secretario de Legal y Técnica – Carlos Zannini – , defender la recuperación de la petrolera de bandera, hasta con lágrimas en los ojos.
“Es un acto de justicia para todos los que sufrieron en carne propia lo que es desnacionalizar el petróleo en la Argentina”, señaló el “Chino” con la voz entrecortada y emocionado.
Al jefe de Gabinete, por su parte, le tocó la parada más difícil la de exponer en el Senado. Se lo vio afilado, como siempre, y atacó a la oposición por el índice de precios del Congreso a la vez que ratificó la voluntad del Gobierno de llevar a votación la reforma del Código Penal. Fueron doce horas de datos, conceptos, preguntas y respuestas. El pasaje más duro llegó cuando atacó a opositores al decir que opinan “desde la pura ideología que no tiene ningún fundamento desde el punto de vista cuantitativo”.
El vicepresidente Amado Boudou, ya lo habrán visto todos, jugaba al sudoku con su ipad mientras presidía la sesión, totalmente resignado a ser el convidado de piedra de un Gobierno que no lo quiere. Está claro que los jugadores empiezan a dispersarse, y mientras la oposición se junta con los adversarios del kirchnerismo, los propios levantan la cabeza esperando una señal que no llega. Y como si fuera poco conflicto, las paritarias vienen aún más difíciles de lo que se presumía.