La música y el tiempo no dejan de estar relacionados y entrelazarse a cada instante, ahora que los tiempos se acortan en algunas circunstancias, es inevitable pensar que todo avanza a mayor velocidad al poder entrelazar en menos tiempo mayor distancia, dicho en cortas palabras el grito que pegamos desde este costado del planeta puede ser oído del otro lado casi al instante.
Cuando de pequeños oímos por primera vez música ya comenzamos nuestro camino de las influencias, es mas me atrevería a decir que en algunos casos desde la panza de la madre, además, en otros, nutridos hasta de factores genéticos.
Las antiguas canciones de cunas pasaban de boca en boca, cuando ahora un sin fin de versiones de nuevas canciones con diversos ritmos vuelan por el mundo Web, sin tener fronteras y hasta en algunos casos el canto de una madre es reemplazado por tales electrodomésticos, crudo pero real.
No quiero decir que no sea útil y una creación sensacional el acceso a la Internet pero si puede ser dañino a largo plazo si acostumbramos a usarlo en determinados aspectos de nuestras vidas como reemplazando el contacto piel a piel, o mirada a mirada o en este caso, a través de sonidos dentro de una misma habitación, y he ahí para mi el dilema del tiempo y la distancia.
Imaginen los tiempos en que una canción se movía por el mundo a través de los oídos de las personas no a través de youtube hoy, o a través de un CD hace seis o siete años, o de un cassette hace quince años atrás, o un vinilo hace 30 años o de la radio o la televisión hace 60 años. A través de un MÚSICO hace cien años.
Es para pensar que lo que antes tomaba siglos en movilizarse ahora tarde segundos y saber valorar y aprovechar es bastante difícil, imaginen la ensalada que tenemos en el oído y no saber de donde vino cada cosa…
La dejo para pensar …
¡¡¡Larga vida a la música!!!
