Por Miguel A. Di Fino (Gentileza LAD)
No pretenden estas líneas –ni por asomo-, develar parte alguna del complejo entramado del poder económico que ha existido (existe) en la Patria argenta, sobre todo en lo referido a la dictadura cívico-militar, que ha sido analizada en el libro recientemente publicado, “Cuentas pendientes”, realizado por varios autores, entre los cuales Victorio Paulón -miembro del comité de lucha que llevó adelante la huelga de 1975 en el sector metalúrgico; detenido en 1975, permaneció preso hasta 1981. Exiliado en Francia hasta 1984, fue reintegrado ese año a la fábrica Villber, donde fue elegido secretario de Prensa de la UOM-Villa Constitución por el 88% de los votos.
Entre 2000 y 2008 fue secretario general de esa organización; actualmente es secretario de Relaciones Internacionales de la CTA-, analiza a las empresas Acindar y Techint, bajo el título “Militarización extrema de la relación laboral”, dónde para plantear como insuficiente la caracterización de “complicidad empresaria” a lo ocurrido, se refiere a la existencia de “un verdadero plan integral y estratégico elaborado por lo más granado del poder económico para acabar con lo que se dio en llamar “segundo plan de desarrollo industrial por sustitución de importaciones”…” (pág. 204); “plan integral” el urdido por los “dueños de la pelota”, que a pesar del transcurrir del tiempo, no ha impedido avances de la justicia –lenta para variar-, haciendo lugar a reclamos o fallando a favor de alguno de ellos.
Tal el caso citado por Paulón, que correspondiera a Enrique Roberto Ingenieros, quien “ingresó en Techint el 17 de mayo de 1976 y casi un año después, el 5 de mayo de 1977, fue secuestrado por un grupo de tareas dependiente del gobierno nacional, durante el denominado operativo “Ampliación Dalmine”, en las propias instalaciones de la empresa en la que trabajaba. En la causa se explica que fue llamado a la oficina de personal mientras trabajaba, porque supuestamente lo esperaba un familiar, y entonces fue secuestrado”(obra citada); caso que integra a trabajadores de Siderca que permanecen en condición de Desaparecidos, sean los de la “Noche de los Tubos” –Alberto Luis Bedia, Armando Culzoni, Manuel Ignacio Martínez y Raúl Aroldo Moreno-, secuestrados el 22 de septiembre de 1976, que conforman un número estimado de trabajadores que ronda los 50 (cincuenta) o, como consigna el artículo citado, “uno de cada tres de los más de ciento cincuenta desaparecidos de la zona Zárate-Campana eran trabajadores metalúrgicos, la mayoría de ellos de la empresa Dalmine-Siderca, de empresas ligadas societariamente a la firma o de contratistas en diversos servicios.”
Se destaca también que desde la noche del golpe de marzo del ’76, testimonios de sobrevivientes aportan a establecer “el acceso de militares permitido por la empresa, el secuestro de trabajadores “in itinere” antes de llegar al trabajo o a la salida, la indiferencia patronal sobre el destino de las víctimas. Los relatos de los trabajadores de la planta dan cuenta de la presencia permanente de personal civil durante los turnos, quienes procuraban infiltrarse entre los trabajadores. Un calco de lo verificado en Acindar. Estas denuncias no han sido desmentidas por estas empresas.”
En sentido similar, podría considerarse algún punto de lo publicado por H. Verbitsky/J.P. Bohoslavsky en dicho libro (www.pagina12.com.ar -01/09), en relación a la creación de una “Comisión Nacional de la Verdad” que, entre variadas propuestas, impulsara acciones y/o intervenciones tales como:
“Dado que los trabajadores y sus representantes fueron las principales víctimas de la represión, y que en numerosos casos eso se debió a la complicidad de sus propios empleadores, y que parte de la cúpula sindical fue, también, cómplice de esos crímenes, las asociaciones sindicales de primero, segundo y tercer grado podrían llevar adelante proyectos de estudio, sistematización, divulgación y memoria acerca de esos hechos.”…, lo cual –humildemente- esta columna apoya.
El tema será observar cómo evolucionaría una propuesta de tal tipo, para con una seccional de la UOM como Campana…que lo poco o nada que ha participado en torno a esclarecer –al menos- lo que ocurriera a decenas de sus compañeros, apenas ha tenido correlato con alguna participación en algún acto por el 24 de Marzo, a instancias del sector político del peronismo local, en absoluto por iniciativa propia de la organización gremial.
En otra perspectiva –militante y comprometida-, se inscribe la colocación de “Baldosas de la Memoria”, que tendrá su continuidad el próximo sábado 14 de septiembre en barrio Lubo –en San Luis 63, entre Misiones y Colectora-, cuando se rememore a Ana María Barrera –La Negra-, quien fuera militante de base, trabajando, militando, en éste -su barrio- en los tumultuosos años ’70, y donde junto a tantos hicieran trabajo social en Las Tablitas, en Villanueva, y que la brutalidad de la dictadura cívico-militar secuestrara y desapareciera…aunque sigue presente, con David y Mariela, con los que siguen laburando para que la memoria no le ceda un tranco al olvido.
Pero esa es otra parte de la historia…que seguirá siendo contada.
(ladominguer@yahoo.com.ar)